viernes, 30 de mayo de 2008

Historia de los Cursillos de Cristiandad en Venezuela

Historia de los Cursillos de Cristiandad en Venezuela
(FUENTE: MCC.ORG.VE)

Los Cursillos se Propagan


El 3 de Abril de 1959 llegaba a Caracas, a cumplir una misión encomendada por sus superiores el padre Cesáreo Gil Atrio. Nacido el 14 de Mayo de 1922 en Orense, España, recibe su formación sacerdotal en el Seminario de su ciudad natal y en la Universidad Pontificia de Salamanca, ingresando a la orden de los Operarios Diocesanos en 1942, ordenándose sacerdote el 1º de marzo de 1947 y graduándose en Teología en junio de ese mismo año.
Ya ordenado sacerdote trabajará en los Seminarios de Zaragoza y de Murcia durante seis años. En 1953 es designado Director Espiritual del noviciado de los Hermanos Maristas en la diócesis de Tuy Vigo, dedicándose además durante este período a dictar ejercicios espirituales y retiros.

A comienzos de 1955 participa en el Cuarto Cursillo de Cristiandad, organizado por la JACE en la península, y tan entusiasmado sale de él, que a partir de este momento se dedicará casi exclusivamente a dar Cursillos en Tuy Vigo, en Zamora, en Salamanca y en otras diócesis a las cuales será invitado con este fin. En Tuy Vigo comenzará además, a partir de principios de 1956 con los Cursillos para adultos, siendo designado como Asesor Diocesano del Movimiento, funciones que desempeñará hasta 1959 en que sus superiores lo envían a Venezuela.
Llegado a Caracas se entrevista con Mons. Arias, Arzobispo de esa diócesis en relación a la misión que traía desde España, pero, como el asunto requería de la opinión de la Conferencia Episcopal de Venezuela, y esta no se reuniría hasta el mes de Octubre, el Arzobispo le sugiere que “mientras tanto” se instale en el colegio La Salle, tomando algunas horas de clase, sugerencia que acepta.
Pero Cesáreo Gil, con 37 dinámicos años no era hombre para quedarse tranquilo con sólo dos horas de clases diarias, por lo cual vuelve a principios de mayo a visitar al Arzobispo para pedirle le dé mas trabajo. De esta conversación sale a la luz el hecho de que el sacerdote venía trabajando desde 1955 en los Cursillos de Cristiandad en España, tema que interesó al Arzobispo, que alguna noticia tenía de ellos, llevándolo a solicitar al padre Cesáreo que los organizara en Caracas.
¿Que le habían dicho?....Aun cuando pensaba estar poco tiempo en Venezuela y tenía muy claro que los Cursillos requerían bastante dedicación, acepta presto y gustoso la solicitud.
El Arzobispo le puso eso sí algunas condiciones para esta tarea: En primer lugar, que el padre Gil viajara a Colombia para que viera como se deban allí los cursillos, pues consideraba que la realidad de América era muy distinta a la española, y era conveniente que la conociera y la tuviera presente; en segundo lugar, que los Cursillos se proyectaran para la pareja, dada la realidad familiar y matrimonial de Venezuela; y en tercer lugar que se coordinara con el Delegado Nacional de la Acción Católica, Mons. José Rincón Bonilla, a fin de evitar conflictos con esa otra organización de Iglesia. Mons. Rincón, hombre metido en el apostolado seglar y con algunas referencias del Movimiento no tuvo ningún inconveniente en poner luz verde al proyecto.
Cumpliendo “el mandato” del Arzobispo, el Padre Gil tomará contacto con varios sacerdotes, entre ellos, el P. Digno Mariño, quien había hecho Cursillos en España, el P. Ramón Fernández, condiscípulo como operario y paisano como gallego, y el P. Rafael Ocio (Párroco de la Urbanización Simón Rodríguez). Luego reclutaría a los Hermanos Gerásimo y Gaudencio, este último Director del Colegio La Salle de Tienda Honda, con los cuales podemos decir daría nacimiento al Movimiento de Cursillos de Cristiandad en Venezuela, decidiendo a partir de ese momento entregarse por completo a su organización y desarrollo.
Se trataba entonces de conseguir los medios económicos para viajar a Colombia, para lo cual el padre Gil se puso en contacto con el padre Digno Mariño, que trabajaba como capellán de la colonia española en la Comisión Católica de Emigración en Caracas, y el cual había hecho Cursillos con él en Tuy Vigo. El padre Mariño le presenta y le pone en contacto con el ingeniero Raimundo Sarzon y su mujer Hilda, quienes ya lo habían ayudado en situaciones similares, los cuales, captando con gran inteligencia a la primera la magnitud de la empresa, entregan sin condiciones al padre Gil quinientos bolívares, el dinero necesario para su viaje

A fines de mayo, y luego de viajar mas de treinta horas en autobús hasta San Cristóbal, tomar un taxi hasta Cúcuta y proseguir desde aquí en otro en autobús, el padre Cesáreo llegaba a Bogotá, entrando de inmediato en contacto con los padres Gómez y Acosta que dirigían los Cursillos en esa capital. Por la noche otra reunión, esta vez con un grupo de laicos, entre ellos Alfredo Botero Rocha, quien era Rector de Cursillos. Al día siguiente reunión con dirigentes femeninas por la mañana, almuerzo y nuevamente al autobús para llegar treinta horas después a Caracas, con 183 bolívares de vuelto.
Entre las conclusiones de su viaje al padre Gil había llegado a lo siguiente: “Los Cursillos colombianos son algo así como unos ejercicios espirituales acursillados. Lástima que no den la debida importancia a la Reunión de Grupo y a la Ultreya. Han avanzado mucho en doctrina, pero en cuanto al método se quedaron en 1953, ¡Pareciera que todavía dan Cursillos de Conquista!”. (Armando Calvo.-“ Los Cursillos de Cristiandad en Venezuela”. - Ediciones Trípode.- Pag. 24).
Ya en Caracas, dos nuevas reuniones con Mons. Arias, a quién propone tres posibles modos de enfocar los Cursillos: Como medio de formación y conquista para la Acción Católica; Como Movimiento de apostolado adherido a la Acción Católica; o Como un Movimiento independiente paralelo a los otros movimientos apostólicos. Mons. Arias, considerando que "en el medio está la virtud" sugerirá el segundo enfoque y autorizará la iniciación de los Cursillos en Caracas "Ad Experimentum". Así, aunque informalmente, Cursillos recibieron en Venezuela su aprobación y el “vamos” definitivo para la preparación del Primer Cursillo.
Ahora se trataba de buscar el Equipo, la fecha, el local y lógicamente los candidatos.
En cuanto al Equipo el padre Gil decide invitar como Rector a Jorge del Villar, el “Indio” del Villar, boliviano, que había vivido el Cursillo siendo estudiante de derecho en Madrid, teniendo en él una conversión espectacular, y que posteriormente había sido rollista y rector en casi todas las diócesis de España, en varias oportunidades con el propio padre Gil, y el cual, habiendo regresado a su patria en 1956, junto a su compañero de estudios Alfonso Prudencio, habían sido los iniciadores del Movimiento de Cursillos en Bolivia. Asimismo invitó al colombiano Alfonso Botero, a fin de que con Del Villar se repartieran todos los rollos seglares. El padre Mariño por su parte localizó a Antonio Romeu, abogado, emigrante español, cursillista, que acababa de llegar de Canarias, a quién se incorporó al Equipo como auxiliar.
En cuanto a la fecha se fijó el Primer Cursillo de hombres para los días 20 al 23 de Agosto de ese año, y el Primer Cursillo de mujeres para los días 27 al 30 de Agosto. En cuanto a local, luego de golpear muchas puertas, y de no pocos inconvenientes, el padre Gil consiguió el Colegio de La Salle para el de hombres y el Convento de las siervas del Santísimo para el de mujeres.
Y en cuanto a los candidatos, entre el padre Gil, el padre Mariño y los Sarson consiguieron armar el grupo.
Así todo preparado, a las 18.30 horas del 20 de Agosto de 1959, comenzaba a darse en Caracas, Venezuela, el Primer Cursillo de Hombres. Para vivirlo por primera vez 25 laicos, un sacerdote, un hermano de La Salle y un lego dominico: Total 28. Para darlo, el padre Cesáreo como Director Espiritual y único sacerdote, Jorge Del Villar como Rector, ya que Alfonso Botero, por problemas de última hora no pudo viajar desde Colombia, y Antonio Romeu como único auxiliar. Los Cursillos de Cristiandad habían comenzado en Venezuela.
Durante los cuatro días siguientes el padre Gil y el “Indio” Del Villar se dieron a la tarea de preparar a presión el Equipo de Mujeres, y el 27 de Agosto a las 18.30 horas, comenzaba a vivirse en Caracas el Primer Cursillo de Mujeres, cumpliéndose de esta manera la última condición que había puesto el Arzobispo Arias en el sentido de que los Cursillos fueran pensados para la pareja. Para vivirlo por primera vez 30 mujeres, la mayoría solteras y entre ellas una religiosa. Para darlo un Equipo “bien especial”. El padre Cesáreo como Director Espiritual y único sacerdote, Jorge Del Villar como Rector y único rollista y como auxiliares Rosa de García, Julia de Solanas y Alicia Bertone, las cuales además de actuar como auxiliares iban a vivir el Cursillo por primera vez.
Entre las anécdotas que se guardan de este Cursillo en el que “la Rectora” era Rector, están algunas de las frases que se “le escaparon” al “Indio” Del Villar, como aquello de que “la piedad que debían tener las cursillistas día ser viril”, o de que “debían ser santas 1959, con los pantalones bien puestos y con corbata”, etc.
Terminados estos dos Cursillos Jorge Del Villar retornó a su patria con el compromiso de volver a Venezuela en octubre, por un mes, a objeto de dar varios Cursillos y ayudar en la organización del Poscursillo, compromiso que cumpliría mucho mas allá de lo prometido, ya que trayéndose a toda su familia no sólo permaneció un mes, sino se quedó una larga temporada.

El 8 de septiembre de 1959, en la reunión mensual de Mons. Arias con su clero, a la asistió por supuesto el P. Gil. El Obispo informó de los primeros cursillos, cediéndole la palabra “por diez minutos” al P. Gil, teniendo que hacerlo callar a la media hora diciendo: si alguno quiere enviar hombres o mujeres a cursillos diríjase al Padre Gil, “encargado” de los mismos. Quedaba así nombrado "Encargado" de los Cursillos de Cristiandad en Venezuela.
Comenzaba a plantearse el problema de la perseverancia y el de la dirigencia. En diciembre de 1959, el Padre Gil invitará a un grupo de unos veinte cursillistas para empezar a estudiar los rollos, naciendo de esta manera la idea de la Escuela de Dirigentes.
En entrevista que sostuviera el Padre Gil para tratar asuntos del Movimiento, con Mons. Rincón, quién había asumido como Vicario Capitular de la Arquidiócesis de Caracas, ante el fallecimiento en un accidente automovilístico de Monseñor Arias, este recordándole que "sede vacante, todo igual", le animó a seguir adelante, insistiéndole en la necesidad de la vinculación con la Acción Católica.
El 15 de diciembre de 1959, como quien no quiere la cosa, el P. Gil constituyó un Secretariado masculino y otro femenino. A cargo del primero, Oscar Linares, estudiante de ingeniería, y hasta hacía poco Presidente de Acción Católica, en el segundo Beatriz Alamo Bartolomé, miembro del Consejo Nacional de las Jóvenes de la Acción Católica y hermana de su presidente. Se cumplía así la condición de estar vinculados a la Acción Católica.
A fines de 1959 se habían dado en Caracas seis Cursillos de Hombres y cuatro de Mujeres.
En cuanto al primer rector venezolano, para los primeros días de marzo de 1960 se había organizado el Cursillo Nº. 7 de hombres de Caracas, en el cual sería rector Jorge del Villar. Sin embargo el llegar al lugar donde se reunían los cursillistas para iniciar su viaje, el P. Gil es notificado por Del Villar de que debía viajar con urgencia a su país ese mismo día. El P. Gil, ante la emergencia y luego de una visita al Santísimo, se acercó a Andrés Gustavo Herrera (Guffy) y entregándole la charla preliminar le dijo: “repásala, tu serás el rector, después hacemos una redistribución de rollos". La primera rectora sería Rosario de García Arenas, en el Cursillo Nº. 6 de mujeres celebrado en abril de 1960.
Así cumplirse el primer año de vida del Movimiento, se habrían realizado once Cursillos de hombre y nueve de mujeres, habrían tres rectores y tres rectoras venezolanos y seis sacerdotes en condiciones de trabajar como Directores Espirituales.
En 1960, los Cursillos comenzarán a extenderse a otras diócesis venezolanas, dándose el primero de hombres fuera de Caracas en Maracaibo del 2 al 5 de Julio de 1960 y el primero de mujeres del 4 al 7 de Agosto, gracias fundamentalmente al entusiasmo, empeño y entrega de José y Rosario García quienes habían hecho los primeros Cursillos de Caracas. Luego vendrían Maracay, Barquisimeto, Valencia, etc.
El fuerte y rápido desarrollo y extensión del Movimiento, la escasez de sacerdotes, la falta casi absoluta de preparación religiosa de los laicos y la necesidad de adaptar los Cursillos a la realidad mental y social de Venezuela, van a impulsar al padre Gil a planear el Primer Cursillo de Dirigentes y una 1ª Asamblea Nacional del Movimiento.
Así, entre el 20 y el 22 de julio de 1961 se realizará en Caracas el Primer Cursillo de Dirigentes de Venezuela, para lo cual se consiguió la venida desde España del padre Jaime Daviú y del matrimonio formado por Juan y Amalia Caro, a los cuales se sumó el propio padre Gil para formar el Equipo. Participarían en el 112 personas: 93 laicos, 15 sacerdotes y 4 Obispos.
Inmediatamente después, los días 23 y 24 de Julio, se realizará la 1ª Asamblea Nacional de Cursillos, la cual será sin lugar a dudas el acontecimiento más trascendental para el Movimiento en Venezuela a esa fecha, ya que permitirá unificar criterios y encauzar técnicas y prácticas.
En 1961 los Cursillos partirán en las diócesis de Machiques, Cumaná, Coro, Mérida, Maturín, Ciudad Bolivar, Calabozo y San Cristóbal.
Culminaba en esta forma una primera etapa en la vida del movimiento en Venezuela.
El 21 de octubre de 1961, la Conferencia Episcopal venezolana autoriza la formación del Secretariado Nacional, y el 21 de febrero de 1962, junto con aprobar las “Normas para el Movimiento de Cursillos de Cristiandad en Venezuela” la Comisión Permanente del Episcopado designa como integrantes del Secretariado Nacional al padre Cesáreo Gil como Asesor Nacional y a Blas y María Luisa Lamberti como Presidentes Nacionales.
Muchos mas son los detalles, fechas y nombres que podrían llenar muchas páginas sobre los Cursillos en Venezuela, cuya historia podemos encontrar relatada con lujo de detalles en “Los Cursillos de Cristiandad en Venezuela” de Armando Calvo, editado por ediciones Trípode. Con lo dicho es posible formarse una imagen de la forma como llegó y se desarrolló este providencial instrumento de renovación cristiana en ese país, el cual sin lugar a dudas, en lo que a Cursillos se refiere, junto con ser uno de los pioneros, ha marcado una línea importantísima y una impronta revolucionaria en América Latina, influyendo en el nacimiento desarrollo y crecimiento de los Cursillos en varios países del continente americano.

Padre Cesáreo Gil: Un sacerdote excepcional

El padre Cesáreo Gil: Un sacerdote excepcional
Por: Eugenio de Bellard Pietri
aparecido en el Diario El Universal(Venezuela), el 29/10/1997

El 14 de octubre se extinguió la vida extraordinaria de un 'cura' ciertamente excepcional: el padre Cesáreo Gil Atrio, nervio y motor en Venezuela de los Cursillos de Cristianidad. Ha sido, sin duda, una grave pérdida para la Iglesia y el clero venezolano.

Nació en España en 1922, se ordenó en 1947 y en 1959 fue destinado a Venezuela por sus superiores religiosos. El 20 de agosto de 1959 iniciaba en Caracas su vasta obra de concientización, de recuperación religiosa y moral de los laicos, hombres y mujeres, que habían perdido los parámetros de verdaderos cristianos. Así inició su largo trajinar de 38 fructíferos años de búsqueda de almas y conciencias amplias y generosas. Fundó el Centro de Estudios Mosen Sol, constituyó dos casas de cursillos (Caracas y Valencia) y la iglesia del Espíritu Santo en El Marqués, en Caracas.

Incansable y apoyado por otros valiosos sacerdotes como los padres Carlos Zelarayán, Agustín Augustinovich y Hermógenes Castaño, entre muchos, se entregó de lleno a la tarea tremendamente exigente de renovar la vida cristiana de los laicos venezolanos y de dar a conocer la doctrina de la Santa Sede. Fue asesor arquidiocesano y nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad y asesor del Organismo Mundial del movimiento. Siempre atento a esparcir la buena mies a todos los rincones del país, fundó la revista Trípode para fomentar la edición venezolana de libros religiosos y, escritor incansable, produjo él solo más de 50 libros.

Fruto de su larga lucha sin treguas ni pausas es la vida cristiana de muchos hombres y mujeres que han llegado a conocer a Cristo mediante un cursillo de cristiandad. Mi inolvidable hermano, capitán John de Bellard Pietri, mi queridísima esposa Isabel, hoy también en la gloria del Señor y quien esto escribe, fuimos cursillistas. Fue una bella y espectacular experiencia el vernos frente a frente con la verdadera realidad del ser humano: somos hijos de Dios y tenemos que cumplir nuestro destino respetando las normas de la conciencia cristiana y ayudando a otros muchos a encontrar el verdadero camino, el sendero de la paz serena, alegre y compartida, la paz de nuestras conciencias.

La desaparición física del padre Gil ha sido una grave pérdida para Venezuela; un gran obrero de la viña del Señor ha dejado un claro difícil de llenar.

Nuestro país necesita de muchos Cesáreos Gil que golpeen duramente las conciencias, que griten en los sordos oídos de los hombres y mujeres que no podemos seguir cuesta abajo en la moral y en la ética, pues nos espera el abismo, la desarticulación de la sociedad y del Estado, el colapso de los valores fundamentales de la convivencia humana. Necesitamos muchos Cesáreos Gil que nos muestren el camino perdido de la virtud, del honor, del respeto, del señorío cristiano, del pudor prostituido, que hemos arrastrado al estiércol terrible de la decadencia.

Que descanse en la Paz del Señor.